lunes, 31 de octubre de 2011

TROGLODITA DE VISITA EN HEKATOMPYLOS

Publicado en la revista Mandala Literaria No. 18 Julio 2011 en Homenaje a Jorge Luis Borges.


                                                                                                  
                                                 Había nueve puertas en aquel sótano:
                                                 ocho daban a un laberinto que falazmente
                                                 desembocaba en la misma cámara

                                                                                           Jorge Luis Borges



También me compongo de ciclos elípticos

de obsidiana y arpegios resonantes

en constelaciones de osos y oriones

con asteroides destellantes de cienmilcien años luz



No concibo simpleza de cuadrícula

aprovecho tangentes para camuflar espigas

que se disgregan de los pentagramas

y sucumben a los trazos de la aurora



Contemplo en la pared un resto de crisálida

sostenido de un caleidoscopio

infinito de formas y colores

pendiente a la perspectiva de cualquier pupila



Los rayostruenos socaban córneas

concentrándose en la lente con miras

al paraíso espiralconcéntrico

de una torre de babel


                     No partas al laberinto sin tu cordel de seda



Gloria Saldívar

MARBELLA

Autora: Gloria Saldívar

El suéter amarillo reposaba en el extremo izquierdo del sillón. La habitación desnuda de cortinas se dejó bañar por la noche.  Dos largas piernas color violeta se colocaron en paralelo (excelente estrategia para distraer al ojo de arañasvenas que protestan su silencio de 45 años). La mujer de pelo azabache,  zapatillas verdes y modales distraídos camina ahora dispersando vapores de coñac y un aliento de humo que desafía las rosas al centro de la mesa:

           -Cada rosa me recuerda una ciudad, una cena, una cama, una nota de Traviata y un adagio a cuatro piernas con pausa al amanecer

 El suéter amarillo voló al respaldo de una silla y descubrió dos cuernos de marfil simétricos, cada uno perfilándose en cinco puntas sangrantes.

         - ¿Cuántos litros de barniz requiere una mujer en su vida para creerse rosa inmarchitable?- se pregunta Marbella mientras aprecia en sus uñas el color de los amantes muertos, de las menstruaciones melancólicas que la dejaron anémica.

Un vestido azulejo transita alrededor de la mesa, las puntas de marfil rechinan contra la madera hasta robar una flor:

         -Somos del color de cada espectro que atraviesa un prisma y se proyecta en nuestro cuerpo-  recita la mujer de ojos marrón al beber el último sorbo de coñac.

El sol se anuncia en el este, la luz que perfora las ventanas ciega cualquier mirada. El suéter amarillo huye tras la espalda de una dama invisible.